Deuda

Nos debemos un tour hace algunos años.
Dijimos que cuando los hijos fueran mayores nos treparíamos en una lancha a navegar las aguas del Cañón del Pegüis.
Hoy pasamos por ahí, cuando nos dirigíamos a Ojinaga. Sigue bello como la primera vez que lo vimos y aunque no nos reclamó la ausencia (¿qué río querría un par de piojos más en sus aguas?) yo sí me reclamé la güeva.
El día de cumplir la deuda ya no se ve tan lejano, así me cueste amarrar a un par de adolescentes a la cajuela.

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