Qué cosa tan fea es ésta de dejar la carretera así tan de chingazo.
Pero qué cosa tan chida fue ver tanto en los escasos 24,000 kms. recorridos.
Conocimos unos bosques hermosos en Arizona, tocamos un meteorito, vimos el cráter que dejó, nos asomamos al Gran Cañón, caminamos y cantamos en la calle Freemont en Las Vegas, nos asoleamos visitando la Presa Hoover, brincamos entre estrellas por el Paseo de la Fama en Los Angeles, conocimos el Teatro Chino, el Teatro Dolby, nos divertimos en los Estudios Universales, descansamos en la arena de Santa Mónica, buscamos el árbol del disco "Joshua Tree" y jugamos a los vaqueros en Tombstone.
Y todo todo esto, con la compañía más divertida e interesante del cosmos.

Nos quedamos, por supuesto, deseando más.
Tantas cosas que no pudimos ver que se nos quedaron en la carretera por falta de tiempo.
Pero tiempo es lo que sobra.
Ahí va un segundo...
Y otro... otro más.
¿Ya ven? Ya agarraremos carretera de nuevo.
Y tal vez hasta en algo así bonito como esto:

¿Por qué no?

Mientras no sea algo como esto:

(Alberto Montt)

Comentarios

María dijo…
Siempre he querido hacer un viaje así. Suerte que tienes.
Pero entiendo lo que es acostumbrarse muy pronto a algo que sale de tu vida igual de rápido como entró.

Saludos.
Es pura sobrevivencia, supongo.
Y en futuro quiero hacer ese viaje de nuevo, con màs tiempo y yo solita.

Entradas populares