This is the end...

Exageré cuando dije que volverme transexual hubiera sido un cambio más sencillo que por el que estoy pasando ahora. Lo admito. La comparación no lo hace más fácil. Sólo Lucky Skywalker me comprende (no es cierto, sólo lo escribo porque acaba de treparse a mis brazos y la verdad nunca hay que confiarse de las habilidades de un gato y menos de su capacidad para la venganza).

Hoy terminó mi contrato con la institución con la que he trabajado los últimos ocho años. La tercera parte de mi vida. Toda la de Harry.
He trabajado con y para esa institución porque he creído en lo que hacíamos. Cada día ahí ratifiqué un compromiso con mis creencias y mis valores.
Eso no ha terminado. Aprendí mucho. Pero quien diga que el que es maestro la tiene fácil, que se aviente nomás un año.
Me estaba sintiendo muy agotada y desmotivada. Y mis alumnos no tenían por qué conformarse con eso.
Supongo que no será la primera vez que pase por estas cosas. He tenido otros trabajos antes que éste, pero el cambio de ahora afecta algunas facetas de mi vida.
En primera, la económica. Acabo de dejar de ser una Mujer AM para ser una mujer FM (AM, Asalariada de Mierda y FM, Felizmente Mantenida). Y con ese cambio se me vinieron encima los cuestionamientos propios de la feminista wannabe que hay en mí. Pero lo superé después de que me cambiaron mi Neón por un Tiida que es un encanto de criatura y me prometieron mandarme a Las Vegas (¿Dijo Las Vegas o la...?).
Luego, el cambio de escuela de Harry y William. Dicen que todo cambio es bueno y ellos están animosos, mas no dejo de pensar en que me gustaba donde estaban, conocía a las maestras, conocía a los padres de sus amigos... ahora que lo pienso, es posible que el cambio de escuela de mis hijos me afecte más a mí que a ellos.
También pensaba en la perspectiva de quedarme en casa. La idea de levantarme más tarde y llevar a los hijos a una escuela que no está ni a cinco minutos de aquí, se me presentó tentadora y deliciosa. ¿Y luego regresar a la casa a estar seis horas haciendo qué? Sí sé lo que hacen las mamás en casa y no me agradó mucho, así que medité si debía convertirme en una de esas señoras que se la viven en clases de macramé, de cerámica rusa, de tejido oriental y en desayunos con las amigas. Se me presentaron dos obstáculos. Para las clases necesitaba dinero, y para lo segundo, amigas, o sea, amigas igual de inactivas que yo, y no tengo.
Ante esta situación la vida se encargó de resolverlo amablemente presentándome inmediatamente después de mi renuncia cinco propuestas de trabajo diferentes. Rechacé tres de diferentes escuelas y acepté dos para dar cursos y capacitaciones. Es decir, trabajaré pero con un ritmo distinto, en forma más flexible. Y sí, el dinero será menos mas me alcanzaré para mi gasolina, los cigarros y Avon.
Por ahora es suficiente.
Tengo todavía algunas marañas mentales y emocionales que resolver, pero tal vez ésas deba dejárselas al tiempo. Total. Ahora sí lo voy a tener.
Time is on my side, leí en algún lado.
Yes it is.

Comentarios

Entradas populares