Después de profundas reflexiones, Harry me comunicó su más reciente teoría:
- Los niños feos, cuando crecen se vuelven bonitos. Los niños bonitos, cuando crecen se ponen feos.
- Y tú ¿cómo vas a ser cuando seas grande? -le cuestioné.
- (suspiro) ... feo.

Aquí debí haber aprovechado la ocasión para hablar sobre la futilidad de la belleza, sobre la importancia del espíritu, sobre la emoción, el valor y el sentimiento... pero me ganó la risa.

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