My name es Way... HemingWay.


No había querido hablar de mi gato hasta que no hubieran pasado al menos un par de semanas desde su irrupción al seno familiar.
Ahora sí puedo contarles la increíble y onírica historia de Hemingway:
Hará unas semanas llegó un vecinito con su nuevo gato en brazos. Me encantó el desdichado. Me llamó la atención su dedito de más. Averigüé y supe que era una mutación genética y que Ernest Hemingway, en Finca Vigía, tenía muchos gatos mutantes. Es más, dicen que el primer piso de la casa todavía está poblada por los descendientes del primer gato que le regaló un marinero. (Eso ya lo veré con mis dos ojitos y les contaré).
Días después soñé que me regalaban un gato, no cualquiera, sino ESE gato.
Esa mañana llegó el vecinito y me contó que le habían regalado el gato a una niñita que vive cerca de aquí.
Y por la noche, la niñita, entre lágrimas, vino a dármelo porque su madre no la había dejado quedarse con él.
Soy bruja.

Hemingway es un gato simpaticón, cariñoso y altamente demandante.
Y ahora es el nuevo miembro de la familia.
Todavía le falta llevarse bien con Lulú pero no creo que le lleve mucho tiempo.

Mundo: él es Hemingway.

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