Me levanté cuando los rayos del sol entraron a mi cuarto a darme los buenos días.
Me bañé con calma, sin prisas, disfrutando cada gota de agua tibia.
Desayuné entre charlas y risas, sin salir corriendo por culpa del tiempo.

¡Ahhh.....! las dulces mieles de las vacaciones.

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Es una verdadera pena que la miel empalague tan pronto. Ya me conozco.
El primer día y el segundo es una maravilla.
Para la tercera noche voy a decir "Veré una película, al cabo que me puedo desvelar".
Me levantaré a regañadientes pero dormiré una larga siesta unas cuantas horas más tarde.
Por culpa de la siesta, no sentiré sueño así que buscaré alguna película y me daré cuenta que ya las vi todas, así que me conectaré al mIRC y encontraré al acosador de temporada.
Me dormiré aun más tarde, despertaré a medio día y recibiré al sol con un "¡Me derrito! ¡Me derrito!", mientras mis hijos brincan sobre mi cama y me gritan que tienen hambre.
Los días posteriores a las fiestas será aún peores y de repente, cierta mañana me daré cuenta que es 9 de enero y que debía estar en mi trabajo. Entonces agradeceré al sol que las vacaciones hayan terminado y me quejaré como cada fin de asueto, que no descansé nadita pero que me muero porque llegue semana santa.

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