A mí el alcohol no me embriaga, me embriaga la gente.
La última vez que me emborraché fue cuando Rebecca se fue, a principios de octubre.
En las salidas posteriores ni siquiera una copita se me antojaba tomar.
Hasta ayer.
Y se puede decir que ya iba embriagada desde el momento en que fui a recoger a Wendy y a Patrick. Tal vez desde antes, desde el momento en que la reunión post navideña tomó forma y surgieron todos esos recuerdos que mantienen unidas a las personas a pesar de los pesares.
Las emociones me alteran y presento toda la sintomatología del bebedor. El alcohol viene después, como una forma de mantener la euforia, y también como una forma de justificar mi embriaguez emocional.

Me parece que ésta fue la reunión postnavideña número 9. O sea que comenzamos allá por 1996.
Entonces nos veíamos casi cada día pero con el paso del tiempo cada quien toma su camino, cerca o lejos. Pero es bueno volvernos a ver. Muy bueno.



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