¡Juan Rulfo es un naco!

Jesús es el chico más alto de la escuela. Es el más brusco. El más pesado para jugar. El que más reportes tiene. Es hiperactivo y padece déficit de atención.
Conmigo no lleva reportes, descubrí que una palmadita en la espalda y un grado de responsabilidad en el salón me lo dejaban dócil y participativo.
Todos los viernes leemos. Llevamos diferentes libros. Él eligió al final y le tocó un libro de poesía.
Los primeros dos viernes, me gritaba desde su asiento: ¡No entiendo nada! ¡Qué es esto!
Serenidad y paciencia, pensaba yo.
Han pasado más de seis viernes desde que empezamos a leer.
Me gusta observar a mis alumnos cuando leen. Es un espectáculo tan maravilloso como ver a mis hijos dormir.
Hoy pasé la mirada por el salón y vi a Jesús. Escribía algo en un cuaderno. Mis instintos de maestra me dijeron "Este cabrón no trajo tarea y la está haciendo en mi clase."
Me acerqué y le pregunté qué hacía. Cerró su cuaderno rápidamente y un poco ofuscado contestó "Nada".
Luego caí en la cuenta. Jesús estaba trascribiendo un poema del libro a su cuaderno. Cuando comprendí, muy apenada le pregunté si le estaba gustando el libro. Más relajado me contestó que sí. Me enseñó los poemas que más le gustaban y unos más que él mismo estaba escribiendo.
¿No es la docencia lo más hermoso del mundo?

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Jesús forma parte del grupo de los Terribles Tres, junto con Manuel y Carlos.
Manuel es el galán. Carlos, el gordo que les sigue la corriente en todo.
A Carlos le tocó un libro con ilustraciones de mujeres semidesnudas. No lee. Sólo pasa las páginas de un lado a otro.
Cuando escuchó a Jesús hablar de poesía, murmuró: "La poesía es una mariconada" mientras pasaba de un lado a otro las páginas de su libro. Jesús siguió leyendo.
Sonó el timbre, la clase terminó. Acto seguido, se levanta Jesús y en medio de las carcajadas de todos, se pone a moler a golpes a Carlos. "¡Maricón tú, que te conformas con las viejas de los dibujos!".
Me ganó la risa junto con ellos.
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A la mitad de la hora de lectura, escuché un grito: "¡Qué libro tan naco! ¡Juan Rulfo es un naco!"
Era Luisa. Una monada. Dulce, tranquila, inteligente, conversadora, disciplinada. Pero piensa que Juan Rulfo y Jorge Luis Borges son un par de nacos.
Me queda tanto trabajo por hacer.

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