Me encanta terminar exhausta pero satisfecha (y no me estoy refiriendo al sexo... esta vez).

Hoy Darío aprendió a andar en bicicleta sin llantitas entrenadoras. Todavía nos falta aprender a frenar pero es lo de menos.
Ya sabe hacer bombas con el chicle.
Y lee palabras como: mamá, ama, susi, mesa, masa, memo, mío, oso, esa...

Dice que ya sólo le falta aprender a chiflar.
Pasa por alto que no sabe abrocharse las agujetas. Pero es lo de menos. Podemos seguir dependiendo del bendito velcro de aquí a la eternidad.

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